Por Cristina Martín de Francisco

Estos días que la salud mental está tan presente, ya que hoy por ejemplo se ha convocado una huelga de estudiantes por ese motivo, tengo un par de preguntas para vosotros.

Cuándo crecíais como personas con parálisis cerebral, ¿recordáis que terapias os ofrecieron? Probablemente fisioterapia sea la más habitual, igual que logopedia, terapia ocupacional…, pero ¿y la psicológica? ¿Alguna vez os la habéis planteado vosotras mismas?

Yo tengo que confesar que según crecía nunca me lo plantee. En principio porque no creía que fuera una posibilidad, pero más adelante, incluso después de acabar la carrera, no lo consideré hasta que en 2017 una situación personal que no viene ahora al caso, me obligó a hacerlo. Siempre pensé que el hecho de crecer con la parálisis cerebral, implicaba aceptarla por defecto y que no necesitaba ayuda extra para sobrellevarla a nivel emocional. Hoy sé que me equivocaba.

Recibir ayuda psicológica es tan importante o más para el desarrollo personal de una persona con discapacidad, como el resto de terapias que comentaba más arriba. Esto lo digo a nivel profesional como psicóloga de ASPACE MADRID, pero hoy sobre todo a nivel personal.

Hasta que no fui paciente no me convencí del todo de que la ayuda psicológica no es algo exclusivo de las personas con algún trastorno o enfermedad mental, sino una herramienta que puede ayudarnos a todas las personas a sobrellevar un momento complicado y sobre todo ayudar a conocernos mejor. Así que simplemente ofrecer esta posibilidad o plantear esta terapia dentro del abanico habitual creo que puede ser muy positivo. Luego cada uno decide si es el momento de acudir, y si puede permitírselo porque muchos recursos son privados. Yo hoy quiero contaros qué me ha aportado para gestionar mi situación de dependencia.

  • Gestión emocional: Sin darme cuenta me acostumbré a no pedir ayuda a mi entorno para más aspectos que los puramente físicos, y las emociones “me las tragaba” porque creía que eso sí podía gestionarlo sola. Ahora soy consciente de que no es así, y se necesitan herramientas y apoyo para aprender a verlo todo desde fuera.  Además trataba de ayudar a mi entorno todo lo posible incluso en cosas que no dependían de mí. Me esforzaba en dar apoyo emocional por encima de todo. En terapia trabajé y sigo trabajando en expresar mis emociones negativas y poner límites en mi forma de ayudar a los demás. Es un poco como quitarme “la capa de superheroína” en palabras de mi psicóloga y es bastante liberador.
  • Aceptación: Relacionado con lo anterior suelo frustrarme bastante cuando no veo salida a esa situación que me hace sentir mal (normalmente por no poder hacer lo que me gustaría por situación de dependencia) y me quedaba atascada en esa sensación. Ahora tengo habilidades para aceptar esas emociones cuando no hay salida a esa situación e intentar que no me afecte tanto. No es algo fácil de gestionar, pero reconocerlo me está ayudando a buscar una salida a esa situación.
  • No dar tanto las gracias: Otra costumbre que tengo es dar las gracias por cada gesto de apoyo físico. No es que ser agradecido sea algo malo pero a la larga el tener que agradecer cada pequeña cosa hace que me sienta una carga y me canse de pedir ayuda siempre. Mi psicóloga me ha hecho ver que hay cosas y personas a las que no hay que agradecer (por ejemplo que tu familia atienda tus necesidades básicas, porque es algo a lo que tienes derecho y ellos lo hacen porque te quieren). Aún me cuesta, pero creo que es importante trabajarlo y ser consciente de ello.
  • Luchar por lo que necesito y merezco: Como persona dependiente estoy acostumbrada a conformarme y adaptarme a las necesidades de mi entorno (sobre todo de mi familia que es quien me suele asistir la mayor parte del tiempo) y muchas veces pongo eso por delante de lo que realmente necesito. Y a la larga eso me quema y termino volviendo a lo que os comentaba en el primer punto sobre aprender a gestionar emociones negativas. Me he dado cuenta de que necesito ponerme por delante de vez en cuando y exigir que sea el entorno el que se adapte a mí. Porque es un derecho y me lo merezco, todos nos merecemos que se nos tenga en cuenta, por nuestra salud mental.

Antes de irme quería contaros que en ASPACE MADRID tenemos activo el Servicio de Acompañamiento Psicológico  que  apoya a personas  con parálisis cerebral  y sus familias y consiste en un apoyo puntual de tres sesiones de una hora. En ese tiempo trataré de aportar información o material explicativo que responda a las demandas concretas y ofreceros un espacio de desahogo emocional. Además en caso de necesitar terapia psicológica a largo plazo puedo ayudaros a buscar un profesional adecuado.

Con todo esto quiero deciros que si os estáis planteando acudir a terapia, no dudéis en hacerlo. No es un camino fácil pero el esfuerzo siempre merece la pena. Estamos aquí para ayudaros.

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