Por Sabrina Balén Carreño
Como personas con diversidad funcional, las mujeres con parálisis cerebral estamos acostumbradas a reivindicar nuestros derechos como seres humanos, pero, sólo de palabra dado que, en raras ocasiones, se nos toma en cuenta para que tengamos mayor presencia en los distintos ámbitos sociales. Por ejemplo, la política.
El pasado día 17 de junio, poco antes del comienzo del periodo estival, el Comité Español de Representantes de las Personas con Discapacidad, (CERMI), a través de su delegación de la Comunidad Valenciana, organizó el I Encuentro Autonómico de Empoderamiento para mujeres con discapacidad en el ámbito político, al que yo tuve el placer de estar invitada, ya que llevo una vida bastante activa y participativa dentro del movimiento asociativo.
Como podréis suponer, la presencia de mujeres con discapacidad en política es escasa, aunque sí que es posible encontrar algunos ejemplos. Un dato a tener en cuenta es que, de las mujeres con diversidad funcional involucradas en política, que asistieron, solamente una tiene parálisis cerebral.
Todas las mujeres, que intervinieron, tanto políticas, madres de mujeres con discapacidad, como las propias mujeres con diversidad funcional, que estábamos presentes, a través del movimiento asociativo, coincidíamos en que era muy necesaria una mayor implicación por parte de la mujer con discapacidad, en los distintos estamentos sociales, ya que para obrar el verdadero cambio y conseguir que las reivindicaciones sean efectivas hay que involucrarse de forma activa.
Un cambio sólo se consigue luchando desde dentro, haciéndonos visibles nosotras mismas, porque si en general las mujeres están poco representadas a nivel político y se ha tenido que pelear para que hubiera una paridad parlamentaria, imaginaréis que, en el caso de las mujeres con discapacidad, la representación es mucho menor y si nos centramos en el caso concreto de mujeres con parálisis cerebral menor todavía, si cabe.
Esto, en mi opinión, se debe a diferentes causas. Por un lado la ya archi conocida sobreprotección familiar, dado que se tiende a pensar por nosotras, dando por sentado que no vamos a ser capaces de acometer todas las responsabilidades y obligaciones propias de un cargo político, directamente sin siquiera preguntarnos qué queremos hacer nosotras o cómo queremos trabajar por nuestros derechos y por nuestro futuro.
Por otra parte, las personas con parálisis cerebral, en ocasiones, se acomodan en su situación y prefieren vivir quejándose desde el confort de su casa, que moverse y sacrificarse, o esforzarse por lograr objetivos, por que esta claro es mucho más fácil quejarse sin mover un dedo, que movernos para ser vistas, que se sepa que las niñas y las mujeres con parálisis cerebral también existimos y tenemos cosas que decir, ni siquiera la sociedad sabe si realmente existimos, porque no se nos ve. Esa es la clave, la visibilidad de las mujeres con parálisis cerebral, que en muchos aspectos es nula.
Por eso es tan importante para las niñas, las jóvenes y las mujeres, que tenemos una lesión cerebral, que luchemos por lo que queremos dentro y fuera de casa, desde el colegio, el instituto, desde el trabajo, fuera de la política, o dentro, como profesoras, abogadas… lo que queramos ser pero por nosotras mismas y que se nos vea como personas independientes capaces de desvincularse de la familia, que la sociedad nos considere parte fundamental.
Las mujeres con parálisis cerebral necesitamos que se nos tome en cuenta, que nuestra presencia en la sociedad no sea solamente para estar, sino para ser, tener cada día más presencia, ser cada vez mujeres más resolutivas, fuertes, porque ninguna mujer es el “sexo debil” y las mujeres con parálisis cerebral tampoco.
Sólo necesitamos que la sociedad confíe en nuestras cualidades, capacidades, pero, también es necesario que nosotras huyamos de nuestra propia comodidad, de la zona de confort y por supuesto del exceso de protección al que se nos acostumbra desde el nacimiento, que nos movamos, que pasemos de invisibles a muy visibles, pero eso sólo podemos conseguirlo si usamos como vehículo los medios de los que disponemos a nuestro alcance y ese vehículo puede ser perfectamente, ¿Por qué no?, el estamento político, o podría ser cualquier otro que cada persona elija en función de aquello que desea obtener para su vida. Nadie te verá si no eres tú la que dice ”aquí estoy yo”.