Por Sabrina Balén Carreño

Estoy con vosotras de nuevo, porque siento la necesidad de seguir transmitiendo fuerza y ánimo, quise dar un enfoque algo diferente en el artículo anterior Peinetas pa’ el corona virus, sugiriendo ideas para poner en marcha la creatividad tanto de las personas con parálisis cerebral y sus familiares, como de cualquiera, que quiera poner en práctica alguna de las actividades, que propuse.

En esta ocasión quiero transmitir que entiendo la angustia y preocupación, de todas y cada una de las personas que me estáis leyendo, por la situación de confinamiento, que estamos viviendo, así como el agobio que sentimos ante la posibilidad de que alguien a quien queremos enferme, y más, si como es mi caso, tienes a tus familiares lejos. A Dios gracias que existen las nuevas tecnologías, que nos permiten acercarnos a familiares y amigos, verles y oírles desde la distancia, asegurándonos de que están bien, lo que nos ayuda a minimizar nuestro nivel de ansiedad.

Por otro lado quiero pensar que toda esta situación que estamos atravesando, nos enseñará a valorar los pequeños regalos de la vida, como el amor, cariño, alegría, empata, cosas no materiales, que no se compran en una tienda. Cosas que habitualmente no valoramos y que tanto extrañamos ahora porque de las peores situaciones debemos intentar sacar cosas positivas, que nos sirvan para el futuro, porque lo bueno de las situaciones complicadas es que siempre aprendemos algo.

Recordad que esto pasará y podremos volver a salir de manera segura a la calle, reunirnos con la gente, que queremos, y hacer lo mismo, que hacíamos, antes de que la covid – 19 se colara sin avisar en nuestras vidas, tratad de tener en cuenta que cada moneda tiene dos caras y está no es la excepción, aunque nos cueste vérsela.

Quiero aprovechar para recordar que existe un gran número de personas, en ocasiones, con alguna discapacidad, ya sea por parálisis cerebral, o cualquier otra, que han vivido y viven la circunstancia de tener que estar siempre recluidos en sus hogares, a veces incluso en cama, sin poder si quiera moverse, tan sólo porque en el edificio donde viven no está adaptado a sus necesidades, carece de un ascensor o una rampa, o sus puertas son demasiado estrechas. La libertad es un regalo que no tiene precio, y al que hemos dado más valor tras 70 días encerrados en casa.

Ahora que podemos comenzar a movernos con cierta libertad, os invito a que reflexionéis sobre estas personas que no tienen la libertad de salir de sus casas, porque la accesibilidad aún no es real, porque no queremos invertir en mejorar nuestros edificios o simplemente porque no nos ponemos en su piel. Ellas continuarán encerradas si no hacemos algo por remediarlo, y no conocerán el significado real de la palabra libertad. Tú también puedes poner tu granito de arena para que su situación cambie, alzando la vos y luchando a su lado por conseguir las mejoras necesarias.

Desde aquí mi particular homenaje para ellos, en forma de poema.

#peinetaspalcoronavirus

 

Liliputiense

Liliputiense así se sentía,

devorada por la luz del sol,

que saltaba por la ventana,

cegandola, recordándole.

que el viento era suyo.

Mientras ella solo veía rostros,

rostros difusos hacían acto de presencia

Portando consigo migajas,

de un tesoro inalcanzable.

atrapada entre mantas y gomaespuma

se conformaba con volar lejos de allí,

sobre un pájaro de sueños,

sueños apilados en algún recoveco

de su cabeza, bajo la férrea llave

de la paciencia

esperándo un mejor momento,

Que no fue, sino tras,

cincuenta y dos rotaciones terrestres.

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