por Irene Martínez

 

¡Muy buenas! Llevo mucho tiempo sin hablaros por aquí y me hace mucha ilusión volver a hacerlo. El tema de hoy es algo de lo que no se habla mucho y deberíamos de hacerlo más.

¿Os habéis planteado cuál es el proceso de compra de una silla de ruedas o un scooter? Os lo cuento.

Llevo en este proceso desde hace aproximadamente un año, mi silla me está literalmente echando y necesito una nueva. Primer consejo: no esperéis a que vuestra silla os eche.

La primera cosa que hay que hacer es buscar una ortopedia que te dé el servicio que necesitas en un sitio cercano a tu casa y no siempre es fácil. Una vez que encuentras la ortopedia, tienes que elegir modelos de silla que se adecuen a tus necesidades, así que tendrás que tomarte un tiempo hasta ver la silla adecuada. Aquí entran unos factores de los que me gustaría hablar. A las personas con discapacidad dentro de nuestro entorno familiar se nos suele echar por tierra muchas de las decisiones simplemente por el hecho de que creen que no tenemos capacidad de decisión o creen que tomamos las decisiones y tenemos ideas por puros impulsos (hablo genéricamente). Habrá muchos casos en los que sea así, pero hay otras tan importantes como comprarte “unas piernas nuevas” donde no creo que sea nada acertado el insistir o el contradecir a la persona con discapacidad en su decisión de la compra de una silla y mucho menos, en decirle cuál es mejor para él/ella, aunque seáis unos padres o una familia entregadísima. Esto no quiere decir que no tengáis que orientar y guiar a la persona con discapacidad, pero dentro de unos límites y un razonamiento, y más cuando hablamos de personas adultas.

Cuando ya luchamos contra viento y marea ante cualquier imprevisto o discusión, tanto con las ortopedias como con tus familiares, y ya llevéis un tiempo mirando modelos, toca que vuestra ortopedia en cuestión os dé una serie de códigos, que son los tipos de adaptaciones que debe tener tu silla (por ejemplo, un respaldo acorde a tu espalda, un reposacabezas, etc.).

Una vez que te dan esos códigos, tienes que ir al médico de cabecera y este te tiene que remitir a tu rehabilitador. Supongo que si estáis leyendo este post es porque queréis compraros una silla o algo de mucho coste… os cuento que podéis esperar sentaditos, porque todos sabemos cuándo nos puede venir la cita, ¿no?

Muchas veces te ve el rehabilitador de confianza, pero otras veces es uno que no conocemos. En ese caso el rehabilitador te tiene que ver, reconocer mirar cuál es tu discapacidad, qué impedimentos tienes, etc. En esa misma consulta te tiene que dar un informe con tus antecedentes médicos y la prescripción de los códigos que previamente la ortopedia te ha proporcionado. A veces es el mismo rehabilitador quien te pone los códigos como considera; otras, aunque la ortopedia se los ponga, el rehabilitador pone los códigos que también considere… Eso ya a la suerte del paciente, por así decirlo.

Cuando el rehabilitador te ha prescrito los códigos, el siguiente paso es ir a la ortopedia y volver a esperar porque son ellos quienes hacen todo el papeleo para solicitar la ayuda. Dependiendo de cuantos códigos haya puesto el rehabilitador, así será la ayuda. Hasta que no te conceden la ayuda, ni se hará la rebaja de la totalidad de la silla ni se te dará la silla.

Todo este proceso, absolutamente todo, dura de un año para arriba. La burocracia es muy lenta, las citas son muy lentas y las decisiones importantes hay que tomarlas con tiempo, porque unas piernas nuevas no se pueden comprar todos los días.

Espero que os haya gustado y servido. ¡Hasta pronto!

 

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