Por Kenjy Alcas
Soy Kenjy Alcas, tengo 23 años, parálisis cerebral y una discapacidad del 75%. Soy profesional administrativo con experiencia en la realización de proyectos en favor de la integración de personas con discapacidad.
Para lograr este perfil he tenido que hacer una formación profesional de grado medio “Operaciones auxiliares de servicios administrativos y generales”. Además, he hecho varios cursos: el primero fue de “Prevención de Riesgos Laborales” seguido de otros como el curso de “Accesibilidad Cognitiva” o el de “Nominas” y “Contabilidad”. El último que he cursado fue un programa de “Emprendimiento, empresa/comercio”. Además, tengo experiencia laboral tanto en el ámbito administrativo como en el ámbito de la accesibilidad universal.
La primera barrera: la comunicación
A pesar de toda esta formación y experiencia actualmente y desde hace un año y ocho meses, me encuentro en búsqueda de empleo.
¿Y por qué me está costando tanto encontrar un empleo? Pues, algunos podéis pensar que quizá no tenga la experiencia adecuada, o que quizá me falta el tema del segundo idioma. Pero la realidad es que tengo problemas de comunicación oral y la gente que no está acostumbrada a tratar conmigo, no me entiende.
Las personas que tienen dificultades de comunicación oral, no tenemos muchas oportunidades para hacer una entrevista o conseguir un empleo.
Nosotros buscamos en páginas de empleo para personas con discapacidad, asociaciones, fundaciones y centros especiales de empleo. Y lo que nos encontramos en el proceso, es que ni siquiera nos dan la oportunidad de hacer la entrevista cuando nos llaman por teléfono. Así me ha ocurrido a mí en muchas ocasiones.
Parálisis cerebral: la gran desconocida
El primer obstáculo que encontramos es el desconocimiento de las empresas sobre la discapacidad, y más concretamente sobre las personas con parálisis cerebral. Esto muestra por qué a veces las empresas no buscan otras formas de comunicarse con esa persona para poder hacerle la entrevista personal. Según mi experiencia parece haber una generalidad en las empresas respecto a la búsqueda de personas con discapacidad, en la que priorizan a los trabajadores con menores dificultades.
Aparte del deber de cambiar esta visión, las empresas tienen la obligación de adaptar el puesto de trabajo a las necesidades de la persona ya que la empresa recibe ayudas por tener a un trabajador con discapacidad contratado.
Así es como las personas con mayores necesidades de apoyo no tenemos la oportunidad de demostrar nuestras capacidades respecto al puesto de trabajo. Algo que nos causa frustración y, además, alimenta el pensamiento que tiene la sociedad de que las personas con parálisis cerebral no pueden realizar ciertos trabajos o actividades.
Invito a que las empresas hagan una reflexión y en lugar de valorar a las personas por su aspecto físico, den más oportunidades a las personas con parálisis cerebral para poder demostrar su trabajo.