por Irene Martínez
Cada 8 de marzo, las calles se llenan de voces que reclaman igualdad, justicia y derechos. Sin embargo, en esas mismas calles, muchas veces nos enfrentamos a barreras que nos impiden alzar la voz con la misma fuerza. Soy mujer, tengo discapacidad y, como feminista, he aprendido que la lucha por la equidad debe ser inclusiva para que realmente transforme el mundo.
Las mujeres con discapacidad vivimos una doble discriminación: por género y por nuestra condición. A menudo, nos encontramos con que nuestros derechos son ignorados incluso dentro del propio movimiento feminista. Esto debe cambiar. Por eso, hoy quiero hablarte sobre cómo puedes ser una aliada real de las mujeres con discapacidad dentro de esta lucha que es de todas.
- Escucha nuestras voces y amplifícalas
El feminismo ha logrado avances enormes gracias a la sororidad, pero muchas veces nuestras experiencias quedan en segundo plano. No hables por nosotras, sino con nosotras. Comparte nuestras historias, lee lo que escribimos, invita a mujeres con discapacidad a espacios de debate.
- Asegura que el activismo feminista sea accesible
Si organizas eventos, marchas o reuniones, piensa en la accesibilidad: ¿hay rampas? ¿Se ofrece interpretación en lengua de signos? ¿El material está en formatos accesibles? La inclusión no es un detalle opcional, es una responsabilidad.
3. No nos infantilices ni nos invisibilices
Las mujeres con discapacidad somos diversas: algunas somos madres, profesionales, activistas, artistas… No nos reduzcas a un estereotipo de fragilidad o dependencia. Tenemos derecho a decidir sobre nuestra vida, nuestro cuerpo y nuestra sexualidad, igual que cualquier otra mujer.
4. Reflexiona sobre tus propios prejuicios
Incluso sin darte cuenta, puedes estar reproduciendo estereotipos capacitistas. Frases como “qué valiente eres” por hacer algo cotidiano o asumir que nuestra vida es “difícil” por tener discapacidad son condescendientes. Cuestiona esas ideas y aprende con nosotras.
5. Lucha con nosotras por derechos reales
El acceso a la educación, al empleo, a la salud sexual y reproductiva, a una vida libre de violencia… Todo esto es parte de la lucha feminista, y para muchas mujeres con discapacidad sigue siendo inaccesible. Asegurémonos de que las reivindicaciones feministas incluyan nuestras demandas.
6. No decidas por nosotras
El paternalismo sigue siendo un problema en nuestra vida diaria. Muchas mujeres con discapacidad enfrentan barreras para decidir sobre su propio cuerpo, sus relaciones y su autonomía. Como aliada, defiende nuestro derecho a tomar nuestras propias decisiones, sin tutelas innecesarias.
7. Entiende que nuestra lucha también es la tuya
El feminismo no puede ser selectivo, debe ser interseccional. Si queremos una sociedad verdaderamente justa, debemos asegurarnos de que todas las mujeres estemos en la lucha en igualdad de condiciones. Las mujeres con discapacidad no necesitamos “ayuda”, necesitamos derechos y espacios donde nuestra voz sea escuchada y respetada.
Juntas, de verdad
Ser aliada significa no solo reconocer nuestras dificultades, sino también hacer algo para cambiar la realidad. Desde la inclusión en los discursos hasta la accesibilidad en las acciones, cada paso cuenta. Porque solo juntas, de verdad, podemos construir un feminismo que no deje a nadie atrás.
Y tú, ¿qué haces para que el feminismo sea más inclusivo? 💜