Por Kenjy Alcas

Os voy a hablar de los campamentos de verano y del equipo de voluntarios que acuden a este tipo de actividades, para que, personas con parálisis cerebral, y en definitiva, con discapacidad podamos disfrutar de unas semanas de vacaciones y de independencia familiar.

Si bien es cierto que no es una independencia total debido a que en los campamentos tenemos actividades programadas, sí que tanto profesionales como voluntarios nos preguntan para decidir sobre qué actividades queremos realizar o qué salidas queremos hacer en el campamento, dándonos así la capacidad de decidir por nosotros mismos.

Hay varias fundaciones que realizan este tipo de viajes o actividades, como ejemplos en ASPACE MADRID tenemos: La Fundación Ana Valdivia, o la Fundación Masnatur, entre muchas otras.

 

Este verano estuve en Murcia con la fundación Ana Valdivia. Tuve la oportunidad de socializar con personas con discapacidad y sin discapacidad, puesto que todos los participantes, tanto usuarios como monitores, se implican en un trato que nos permita mejorar nuestras habilidades sociales.

También tenemos que considerar que es una semana en la que, personas con grandes necesidades de apoyo, son capaces de distanciarse un poco de sus familiares, en el sentido en el que disfruten de su propio ocio y no necesiten asistencia de parte de su familia o profesionales en su vida diaria. También es muy beneficioso, tanto para padres como para hijos, distanciarse un poco de la rutina diaria y poder desconectar del día a día.

También me gustaría decir que no sólo nos ayuda a nosotros, sino que también ayuda a ver un lado más bonito de la discapacidad, ya que, como vamos a restaurantes, museos, etc. y gracias a la buena relación que se forja entre los monitores y usuarios, la gente nos ve disfrutar y se acerca a preguntar de una forma más cercana y menos invasiva. Y los monitores intentan educar a aquellos que quieren saber sobre nuestra condición, para dar una mayor visibilidad a esta.

Incluso, hay alumnos en prácticas de integración social que nunca han tenido contacto con la discapacidad y siempre se nos acercan con mucho respeto y desconocimiento, pero a mí me resulta gratificante cuando descubren y ven más allá de nuestra condición, y ven que somos personas.

Estoy compartiendo mi experiencia personal, para que toda la gente que lea este artículo y tenga parálisis cerebral o aluna discapacidad afín, se anime a salir de su rutina diaria y a confiar en personas que se involucran y que hacen que esa semana sea una semana de oro.

Por último, ya que este verano estuve con la fundación Ana Valdivia, me gustaría agradecer a todo su equipo de voluntarios y profesionales por un trabajo ejemplar, por si estuvieran leyendo mis palabras. Y un agradecimiento a todos los profesionales que hacen un esfuerzo a diario por darnos visibilidad y por hacer que nuestra calidad de vida poco a poco mejore. Gracias, valientes.

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